Tengo recuerdo de ver esta novela con mi abuela cuando tenía
unos nueve años, quizás diez.
Me resultaba muy divertida, la música, el comportamiento
exagerado de los personajes, en fin me resultaba muy divertida verla.
Es la máxima calidad que encontrè
Ahora de grande la he vuelvo a ver unas dos veces más porque
me parece encantadora.
Como me gusta leer mucho, me emociona cuando toman algún clásico
literario, y lo adaptan a alguna serie o novela, como en este caso.
El clavel y la rosa se basa en “La fierecilla domada” de
Shakespeare, un clásico de clásicos.
Si bien la fecha original de la escritura de esta comedia
fue 1593-1594, y su argumento se ubica en épocas más antiguas, la adaptación de
la productora Rede globo de Brasil ubica
la historia en los años 20.
La producción fue muy buena, (como suelen ser las
producciones brasileñas), sumergiéndonos en aquella época, donde la mujer
comienza a tener un papel más relevante respecto a sus opiniones y deseos.
El feminismo se ve presente y la manifestación de mujeres
que quieren acceder a la igualdad de condiciones entre géneros.
Una de estas feministas es Catalina Batista, hija de un
importante banquero, aspirante a político y padeciente de problemas gástricos de
los que siempre se toma la molestia mencionar.
Catalina es una chica con estudios, con un carácter fuerte y
no pretende casarse, lo que obstruye los decesos de su hermana menor Bianca, a
quien su padre no deja comprometerse hasta que la mayor (Catalina) se case.
Bianca está enamorada de Héctor, un hombre ambicioso y
vanidoso (aunque ella no lo ve en un principio), y su desesperación por casarse
con él, la lleva a rogarle a catalina de muchas maneras que decida por fin
desposar a alguien.
Realmente me ha gustado la construcción psicológica de
Catalina, quien explica su aprensión para con los hombres en los consejos de su
fallecida madre, quien en su lecho de muerte le dijo que no confié en el género
masculino, que estaban llenos de mentiras.
Se justifican así muchos de sus temores disfrazados de ira.
Descubrimos que esto es así por el banquero Batista (Padre
de Catalina y Bianca), quien lleva una doble vida y una doble familia.
Catalina se las arregla para humillar a todo pretendiente
que se le acercare, firme en sus creencias de que la mujer no es un adorno, o
alguien que sirve solo como ama de casa, defensora del papel de la mujer como alguien con derecho a trabajar y su vida
profesional. Tiene una particular predilección
por romper cosas cuando su voluntad se ve en segundo plano por los deseos de su
padre.
En este contexto aparece Petruchio.
Desde el principio de la serie vemos a este personaje (medio
Tarzán) como un hombre de campo, nada refinado y sencillo. Dueño de su finca, atinado a los placeres (Entre
ellos las mujeres), no está en sus planes casarse.
La vida feliz de Petruchio se ve interrumpida por un
personaje que quiere quitarle su finca a costa de una venganza, basándose en las deudas de la propiedad.
Petruchio, apegado a la finca de sus padres y fiel a la
promesa que les hizo, busca cualquier opción
para salvar la finca de sus deudas.
Aquí vemos otra construcción psicológica del porqué de las
acciones de Petruchio. Se lo crió de esa manera, no conoce otro contexto, o al menos
no vive inserto en él, por lo que no considera a los modales o los estudios
relevantes, o a la mujer como alguien quien estaría fuera de la cocina. El sólo
se dedica al trabajo en su finca.
Aquí es donde entran en escena la maliciosa Dinora, hermana
de Héctor, y su madre. Estos tres personajes viven como chupa-sangre del tío de
Petruchio, Cornelio.
Cornelio es un personaje amoroso dispuesto a ayudar a su
sobrino, pero su voluntad siempre se ve influenciada por Dinora, a quien ama
ciegamente a pesar de que ésta lo utiliza a su antojo.
Dinora planea casar a su hermano Héctor con Bianca, por la
dote que esta posee, pero tiene un obstáculo: Catalina.
Es así, como Dinora, en plan de “amistad” con Catalina y la
familia Batista, busca un pretendiente que pueda aguantar los desaires de
Catalina… Este es Petruchio.
Así, esta comedia se despliega entre las peleas de los
protagonistas, quienes logran amarse, pero son muy orgullosos como para ceder
el uno ante el otro. Una contradicción de sentimientos.
Petruchio bajo sus pensamientos machistas y Catalina
defensora de sus derechos como mujer independiente, llevan esta relación amor
odio de una manera muy cómica, porque ninguno de los dos logra imponerse.
Al final no creo que la fierecilla sea domada, simplemente
que se enamora y se deja vivir ese amor, sin dejar de ser esencialmente ella. Lo
mismo para con Petruchio, quien cede ante Catalina, a pesar de ser testarudo.
Quienes suman a las confusiones entre los enamorados (Claro
tiene que pasar), serán los típicos no tan típicos antagonistas. Entre ellos
Marcela, una ex de Petruchio bastante calculadora y resentida.
El motivo por el cual Petruchio se vio metido en las
dificultades con su hacienda fué Marcela. Ella es la hija de un rico magnate, a
quien le dijo que Petruchio era el culpable de quitarle su honra, por lo que su
padre busca destruirlo.
Marcela, insistente, no puede creer que Petruchio se haya
enamorado y casado de verdad, por lo que armara artimañas para destruir su relación.
Por otra parte, Linda, una chica que creció como hermana de Petruchio
en la hacienda, y por quien está obsesionada (Mierda que tenía este hombre) también
genera disturbio y confusiones entre la pareja.
La novela no me aburrió en ningún momento. Aparte de los personajes principales encontramos subtramas
muy entretenidas.
Como las feministas enamoradas de un hombre que se hace
pasar por mudo, o la conflictiva doble vida de batista. Lo que si quizás un poco
me aburrió es el romance de Bianca, Héctor y el Profesor. Aunque me parece un
buen ejemplo de como a veces una persona cree estar enamorada de otra
superficialmente, pero luego de conocer un alma bonita puede realmente conocer
el amor.
Las referencias al escrito original de “La fierecilla domada”
me parecen un buen guiño.
En síntesis, esta novela me ha encantado.