Amarre
Sus ganas de vivir se habían topado con un límite. Cuando se miraba en el espejo podía percibir cuánto peso había perdido y unas ojeras prominentes. Los demás no exageraban cuando le decían que estaba hecho huesos, que pronto se volvería polvo.
Todo ese enojo que le rebasaba el cuerpo no podía ser expresado porque simplemente no tenía energía.
Su vida se había transformado en un incierto mirando al techo, sin voluntad para buscar la luz. El tele siempre prendido generando ese ambiente azulado.
Cuando no pensaba en sus pocas ansias de vivir pensaba en Carla.
Por alguna razón se había arrepentido de dejarla atrás y continuar su vida con otra mujer.
Volvía a aquel portón despintado con sus iniciales de blanco y tocaba frenéticamente hasta que Carla le habría.
Cuando sus amigos lo alentaban a salir por ahí, terminaba de vuelta bajo un poste de luz titilando de amarillo y aquel portón despintado.
Carla lo recibía con sus brazos abiertos, pero notaba que últimamente su expresión se había ensombrecido, algo la preocupaba, y la alejaba de él.
Un día encontró un extraño atado debajo de su cama, tenia elementos tanto extraños como asquerosos. Decidió tirarlo a la basura.
Después buscó a Carla, le comentó de aquella cosa extraña, y mientras mirada el perfil de Carla algo perdido pensó e Alba.
Una angustia se apoderé de su pecho.
Sus ganas de vivir se habían topado con un limite. Cuando no pensaba en sus pocas ansias de vivir pensaba en Alba.
Perséfone
Perséfone
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