Hay un balcón con barrotes blancos en el segundo piso del colegio donde Fernanda asiste.
Las mañanas serian un completo tedio si no fuera por esos escasos minutos de recreo.
Todos disfrutan del ajetreo de unos míseros minutos sin tener que fingir estar atentos a una asignatura que no les interesa. Ya sean los entregados al estudio, como aquellos que no fueron bendecidos con la habilidad de entender el análisis de oraciones. Quien sabe qué, porqué, por simple inercia, por simple convicción o ilusión de una supuesta utilidad.
Pueden ir al baño tranquilamente, (aunque es lo que menos hacen, es preferible pedir permiso en horas de clase para escapar y oxigenar la cabeza) comprar en el kiosko del colegio desprovisto de muchas opciones, (maldito monopolio de decisiones) o reunirse con amigos, suspiro de alivio para un cerebro agotado de estímulos demasiado excitantes como una clase de trigonometría.
Fernanda, tiene una motivación personal para salir en dirección al balcón con barrotes blancos y esperar pacientemente a un gran suceso.
Cuando suena el timbre, se fija a escondidas en un pequeño espejo que guarda en su cartuchera de tela de jean. No la dejan tener ningún espejo, lápiz labial, o cacao, o rímel, o rubor, o arqueador (la lista sigue).
Su pelo parece estar en orden, esponjado y con frizz, sus ojos no tienen ojeras y esa mañana se arqueo sus pestañas con un cuchillo de manteca, para que su mamá no piense que hace todo menos estudiar.
Se acomoda la pollera y guardapolvo, sale despacio pero airosa, con vibra confianza. Asoma la cabeza de a poco por la puerta y se dispone a seguir el recorrido de siempre.
Llega el momento culmine, y de los cursos más grandes sale Él.
Algo escuálido, largo, alto y estrafalario, camina hacia unos cursos más bajos.
De vez en cuando tira una mirada fugaz por donde se pasea disimuladamente Fernanda, y casualmente choca con la suya.
Es increíble cómo se puede conflictuar el cuerpo y la mente por una persona. Que estado de ansiedad simplemente espantoso, simplemente hermoso ¿La taquicardia es signo de que esa persona te hace sentir viva?¿ O es signo de una muerte prematura?
Mirar abajo, hacia el par de zapatos negros de mal gusto del uniforme, mientras avanza y cuenta los azulejos la hacen sentir un poco, (sólo un poco) más segura.
Él continúa su camino, sube las escaleras y se apoya en aquel balcón blanco a esperar.
Fernanda siente un pequeño dolor punzante en su pecho, porque ya sabe lo que sigue.
Sale de los cursos del piso de arriba Ella. Con su pelo negro y largo, tan baja que apenas alcanza a decirle las cosas sin saltar.
A escondidas, sin que ningún profesor o el preceptor los vea, se dan un pequeño beso y se entrelazan de los dedos. Hablan de quien sabe qué, desde la distancia no se puede saber. Ríen de quien sabe que, y se miran a los ojos con eso que irremediablemente sienten.
Es ahí donde como todos los días Fernanda se rinde, vuelve al aula y se dispone a seguir con su tarea de ciencias sociales. Mientras entrecierra los ojos trata de mantener la imagen de aquel segundo erróneo en que él cruzó su mirada con ella. Por alguna razón, Fernanda sabe que recordará esos segundos más adelante y que le proveerán de algún consuelo.
Perséfone
miércoles, 9 de enero de 2019
miércoles, 2 de enero de 2019
Novela ligera: Mars (Alerta Spoiler)
La novela ligera Mars de Fuyumi Soryo, publicada en 1996 (El mismo año en que yo nací) me dejó pensativa y con una sensación a vacio.
Quizás para algunos es una cualidad negativa, pero en realidad, para mi, esto me provocan las mejores novelas.
Si bien comienza con un tono inocente, se va transformando en un rejunte de personajes con conflictos psicológicos y emocionales profundos. Me encanta.
El nombre y su significado
Mars, significa "Marte". En la novela se hace referencia al dios de la guerra de la mitología romana "Marte" mejor conocido como "Ares" en su contraparte griega.
La protagonista (Kira Aso) es artista, y se dedica a estudiar mientras perfecciona su habilidad en pintura. Utiliza de modelo al protagonista masculino (Rei Kashino) corredor de carrera de moto.
El cuadro que resulta de esto se titula "Mars", porque ella ve en Rei, al dios de la guerra.
Amor conflictivo
Ambos protagonistas, rodeados de un aura misteriosa, tienen un pasado plagado de ausencias y de soledad.
Encuentran en el otro apoyo y sustento para su vulnerabilidad, sin embargo, no son una pareja idílica, utópica.
El sentimiento de conflicto esta presente en toda la novela. El crecimiento de ambos desde el colegio hasta la adultez, la sanación de heridas, el tener que salir adelante de una condición económica precaria juntos.
Pasado de Rei
Al avanzar los primeros capítulos nos enteramos de que Rei tenía un hermano gemelo, Sei. Si, tenía, porque este se suicida tirándose desde el techo de un edificio. Acá las cosas se empiezan a tornar oscuras.
Rei es un personaje oscuro en potencia. Si bien su hermano lo acompañaba siempre y se esperaba una union pacifica entre ambos, Rei detestaba a su hermano gemelo.
Su hermano gemelo, con aparente vulnerabilidad y introversión, a diferencia de su extrovertido hermano Rei, en realidad era una persona carente de empatía, con rasgos psicópatas.
Rei Buscaba herir a su hermano menor con palabras que creía que inferirían sobre, sin embargo no era así.
El personaje de Sei es llamativo. Con su bajo perfil y su tendencia artística, se dedicaba a pintar mientras asediaba a su hermano Rei, cuya existencia era la única que no le molestaba.
Rei quería deshacerse de su hermano peor no planificó su muerte.
Ambos, bombardeados por la misma situación familiar reaccionaron de distinta manera.¡ Aquí vemos el podes plástico de la psiquis!
Rei y Sei frente al mismo cadáver
Cuando eran unos niños ambos niños notaban que el comportamiento de su madre era desequilibrado.
Luego de darlos a Luz, muere el padre de ambos (Corredor de carreras) la mujer parece perder la noción de lo normal, por lo que es internada y tratada como enferma psiquiátrica mientras sus dos hijos pequeños corren por ahí.
Lo ultimo que vieron ambos de su madre es su cuerpo colgando, sin entender muy bien de lo que se trataba.
Rei y Sei se dispararon en distintas direcciones en cuento a lo que puede afectar esto a la mente de un niño.
Kira y su oscuridad
Ahora, si bien la mitad de la serie se dedica a desentrañar las heridas de Rei y su pasado, la otra mitad nos demuestra que el pasado de Kira no es leve tampoco.
Kira, como buena hija convive sin quejarse con el esposo de su madre. A quien aborrece.
La personalidad tímida e introvertida de Kira tiene una explicación: Abuso sexual.
El padrastro de Kira violaba a esta hasta que fue expulsado por su madre por una pelea entre ambos.
Kira consideraba que el asunto estaba resuelto hasta que decide volver a vivir con ellas, y su madre lo permite a pesar de ser consciente de lo que pasaba con su hija.
Kira esta vez no se deja estar y busca defenderse, asentarse en Rei le da la fuerza de voluntad para escapar de un hogar disfuncional donde la destruían lentamente.
El momento que más me llego a calar es cuando este hombre esta a punto de ser asesinado por Rei.
Kira en medio del susto se torna seria, y su bondadosa personalidad se pierde justo en el momento en que le dice a Rei "Mátalo".
Estas dobles facetas se ven a lo largo de la novela constantemente.
La lucha contra la pérdida
Por ultimo, podemos ver el constante malestar de la pareja por aquella pulsión de muerte constante en Rei.
Rei, como su fallecido padre, ama correr carreras a altas velocidad, aun al coste del peligro de su vida.
Kira y Rei se encuentran en tensión por la pasión de Rei, que al final es comprendida por la dolida Kira, que ante todo ama la la libertad de elección de Rei.
En Resumen, una buena historia con mucho trasfondo psicológico!
Quizás para algunos es una cualidad negativa, pero en realidad, para mi, esto me provocan las mejores novelas.
Si bien comienza con un tono inocente, se va transformando en un rejunte de personajes con conflictos psicológicos y emocionales profundos. Me encanta.
El nombre y su significado
Mars, significa "Marte". En la novela se hace referencia al dios de la guerra de la mitología romana "Marte" mejor conocido como "Ares" en su contraparte griega.
La protagonista (Kira Aso) es artista, y se dedica a estudiar mientras perfecciona su habilidad en pintura. Utiliza de modelo al protagonista masculino (Rei Kashino) corredor de carrera de moto.
El cuadro que resulta de esto se titula "Mars", porque ella ve en Rei, al dios de la guerra.
Amor conflictivo
Ambos protagonistas, rodeados de un aura misteriosa, tienen un pasado plagado de ausencias y de soledad.
Encuentran en el otro apoyo y sustento para su vulnerabilidad, sin embargo, no son una pareja idílica, utópica.
El sentimiento de conflicto esta presente en toda la novela. El crecimiento de ambos desde el colegio hasta la adultez, la sanación de heridas, el tener que salir adelante de una condición económica precaria juntos.
Pasado de Rei
Al avanzar los primeros capítulos nos enteramos de que Rei tenía un hermano gemelo, Sei. Si, tenía, porque este se suicida tirándose desde el techo de un edificio. Acá las cosas se empiezan a tornar oscuras.
Rei es un personaje oscuro en potencia. Si bien su hermano lo acompañaba siempre y se esperaba una union pacifica entre ambos, Rei detestaba a su hermano gemelo.
Su hermano gemelo, con aparente vulnerabilidad y introversión, a diferencia de su extrovertido hermano Rei, en realidad era una persona carente de empatía, con rasgos psicópatas.
Rei Buscaba herir a su hermano menor con palabras que creía que inferirían sobre, sin embargo no era así.
El personaje de Sei es llamativo. Con su bajo perfil y su tendencia artística, se dedicaba a pintar mientras asediaba a su hermano Rei, cuya existencia era la única que no le molestaba.
Rei quería deshacerse de su hermano peor no planificó su muerte.
Ambos, bombardeados por la misma situación familiar reaccionaron de distinta manera.¡ Aquí vemos el podes plástico de la psiquis!
Rei y Sei frente al mismo cadáver
Cuando eran unos niños ambos niños notaban que el comportamiento de su madre era desequilibrado.
Luego de darlos a Luz, muere el padre de ambos (Corredor de carreras) la mujer parece perder la noción de lo normal, por lo que es internada y tratada como enferma psiquiátrica mientras sus dos hijos pequeños corren por ahí.
Lo ultimo que vieron ambos de su madre es su cuerpo colgando, sin entender muy bien de lo que se trataba.
Rei y Sei se dispararon en distintas direcciones en cuento a lo que puede afectar esto a la mente de un niño.
Kira y su oscuridad
Ahora, si bien la mitad de la serie se dedica a desentrañar las heridas de Rei y su pasado, la otra mitad nos demuestra que el pasado de Kira no es leve tampoco.
Kira, como buena hija convive sin quejarse con el esposo de su madre. A quien aborrece.
La personalidad tímida e introvertida de Kira tiene una explicación: Abuso sexual.
El padrastro de Kira violaba a esta hasta que fue expulsado por su madre por una pelea entre ambos.
Kira consideraba que el asunto estaba resuelto hasta que decide volver a vivir con ellas, y su madre lo permite a pesar de ser consciente de lo que pasaba con su hija.
Kira esta vez no se deja estar y busca defenderse, asentarse en Rei le da la fuerza de voluntad para escapar de un hogar disfuncional donde la destruían lentamente.
El momento que más me llego a calar es cuando este hombre esta a punto de ser asesinado por Rei.
Kira en medio del susto se torna seria, y su bondadosa personalidad se pierde justo en el momento en que le dice a Rei "Mátalo".
Estas dobles facetas se ven a lo largo de la novela constantemente.
La lucha contra la pérdida
Por ultimo, podemos ver el constante malestar de la pareja por aquella pulsión de muerte constante en Rei.
Rei, como su fallecido padre, ama correr carreras a altas velocidad, aun al coste del peligro de su vida.
Kira y Rei se encuentran en tensión por la pasión de Rei, que al final es comprendida por la dolida Kira, que ante todo ama la la libertad de elección de Rei.
En Resumen, una buena historia con mucho trasfondo psicológico!
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Sobre Rosa: No hay Rosas para Rosa
El cepillo de dientes lo presiona contra el jabón , lo raspa como si fuera manteca. Tiene pasta de dientes, pero es una costumbre incorporada, tan hecha costra, tan hecha carne, tan hecha piel. Se mira al espejo.
El documental de Hutchence y sus últimos minutos de vida la hacen reflexionar sobre las distintas formas de amortiguar . De repente se reproduce sin su autorización una canción que no entiende. Supone que esta en ingles. No la entiende, pero si. Digamos, entiende que es de desamor, de celos, traición, una carta vieja escondida entre las cosas de él. Un pedazo de papel viejo con letra elaborada y con una aclaración importante: "Flaca, espérame con ese vestido campana rosa, el de los bordados de hilo blanco. Simplemente, me gusta el rosa. Simplemente me gustan las rosas.
Simplemente me gustas, Rosa"
"Flaca, ¿Es verdad?
Flaca, ya no mas "I love u"
Flaca, vos ya no más "love me".
Cuando sos una persona muy fácil de conmover, pero de orgullo tenaz, te escondés en rinconcitos sin revocar, donde hay ausencia de luz y lloras por canciones que no comprendes.
Arrastrando las pantuflas, sin ganas de cenar, se acerca al calendario que cuelga del clavo flojo en la cocina. Ha llegado el día de usar un vestido rosa, uno campana plato, para decir:
"Dear Juan, you crazy Bastard, i really loved you".
Juliett
El documental de Hutchence y sus últimos minutos de vida la hacen reflexionar sobre las distintas formas de amortiguar . De repente se reproduce sin su autorización una canción que no entiende. Supone que esta en ingles. No la entiende, pero si. Digamos, entiende que es de desamor, de celos, traición, una carta vieja escondida entre las cosas de él. Un pedazo de papel viejo con letra elaborada y con una aclaración importante: "Flaca, espérame con ese vestido campana rosa, el de los bordados de hilo blanco. Simplemente, me gusta el rosa. Simplemente me gustan las rosas.
Simplemente me gustas, Rosa"
"Flaca, ¿Es verdad?
Flaca, ya no mas "I love u"
Flaca, vos ya no más "love me".
Cuando sos una persona muy fácil de conmover, pero de orgullo tenaz, te escondés en rinconcitos sin revocar, donde hay ausencia de luz y lloras por canciones que no comprendes.
Arrastrando las pantuflas, sin ganas de cenar, se acerca al calendario que cuelga del clavo flojo en la cocina. Ha llegado el día de usar un vestido rosa, uno campana plato, para decir:
"Dear Juan, you crazy Bastard, i really loved you".
Juliett
Que ocurre, Señor Blanc
Al señor Blanc le gusta que lo llamen por su apellido, sus dos nombres parecen ser la fehaciente prueba del desdén de sus padres.
Le gusta fumar mirando por una amplia ventana. A veces le parece chocante el contraste entre le verde jardín que tiene en frente y ese humo gris que emana de el.
Entrecierra los ojos y piensa que ese cigarro es como él; Gris, abrasivo, y carcome almas.
Después piensa en el producto de su tormento con Evelia; Maria, a quien no comprende.
Han pasado años desde que el ultimo golpe de deshumanizaron lo tomo por sorpresa , reemplazando su aficcion por la escultura, por una proporción considerable de botellas vacías y diarios secretos de Evelia.
Evelia enumeraba las razones por las cuales amaba a un tal Leonardo, y las razones por las cuales ese amor no era tan valioso como para entregar su estabilidad y el ultimo cacho de cordura que le quedaba. Evelia consideraba que el toxico cigarrillo de Blanc era mejor que una cajita de incertidumbre con cubierta de chocolate.
Blanc soplaba su resentimiento sobre el jardín de Maria, que miraba de vez en cuando a la ventana de su padre, topándose con su mirada esquiva. Él no parece dueño de ese lugar.
Parece un intruso.
Maria a veces pensaba invitarlo a ver las violetas, pero ambos sabia... Las flores y ella necesitaban algo más. Las pobres violetas morirían, tal como lo hizo Evelia.
Perséfone
Le gusta fumar mirando por una amplia ventana. A veces le parece chocante el contraste entre le verde jardín que tiene en frente y ese humo gris que emana de el.
Entrecierra los ojos y piensa que ese cigarro es como él; Gris, abrasivo, y carcome almas.
Después piensa en el producto de su tormento con Evelia; Maria, a quien no comprende.
Han pasado años desde que el ultimo golpe de deshumanizaron lo tomo por sorpresa , reemplazando su aficcion por la escultura, por una proporción considerable de botellas vacías y diarios secretos de Evelia.
Evelia enumeraba las razones por las cuales amaba a un tal Leonardo, y las razones por las cuales ese amor no era tan valioso como para entregar su estabilidad y el ultimo cacho de cordura que le quedaba. Evelia consideraba que el toxico cigarrillo de Blanc era mejor que una cajita de incertidumbre con cubierta de chocolate.
Blanc soplaba su resentimiento sobre el jardín de Maria, que miraba de vez en cuando a la ventana de su padre, topándose con su mirada esquiva. Él no parece dueño de ese lugar.
Parece un intruso.
Maria a veces pensaba invitarlo a ver las violetas, pero ambos sabia... Las flores y ella necesitaban algo más. Las pobres violetas morirían, tal como lo hizo Evelia.
Perséfone
Mitología aplicada a la actualidad: Sociedad de medusas
Una sociedad de Medusas.
Medusa en la mitología griega era una sacerdotisa que fue violada por Poseidón en el templo de Atenea.
La castigada fue ella, la culpa fue de ella. La convirtieron en un monstruo, la condenaron a vivir recluida, convirtiendo en piedra a todo aquel que la mirara. La misma Atenea se desquitó con ella por deshonrar su templo.
Pero el héroe fue Perseo, que le cortó la cabeza, demostrando su valía.
Es increíble, los mitos fueron escritos hace tantos años, pero esa metáfora de ser despojada hasta de tu alma sigue vigente.
Pasan años hasta que podés reconstruir de a fragmentos tu vida. Fantasmas que te persiguen cuando querés vivir una relación en pareja normal, cuando no podés explicarle a la persona que amás que no podés, que duele, que sangra, que angustia. Que el llanto, que el escalofrío, que el temblor. Que estás loca, que no sos normal, que pasó hace tanto tiempo.
¡Tiempo! ¡Cuando te arrebataron la sensación de las horas! Cuando ese día murió algo en vos. Te convertiste en un monstruo que quiere vivir en soledad, con el pelo de serpientes, con la mirada de piedra.
La culpa de haber "tentado" al tipo, de no haber reaccionado con más fuerza, de no haber podido sacar tu grito ahogado.
De no haber ayudado al contexto, de no ser el típico prototipo al que le deben creer.
La empatía es un sentimiento de privilegiados.
El culpable es Poseidón, el "intocable" Poseidón.
La víctima fue, es y será siempre Medusa.
Perséfone.
Medusa en la mitología griega era una sacerdotisa que fue violada por Poseidón en el templo de Atenea.
La castigada fue ella, la culpa fue de ella. La convirtieron en un monstruo, la condenaron a vivir recluida, convirtiendo en piedra a todo aquel que la mirara. La misma Atenea se desquitó con ella por deshonrar su templo.
Pero el héroe fue Perseo, que le cortó la cabeza, demostrando su valía.
Es increíble, los mitos fueron escritos hace tantos años, pero esa metáfora de ser despojada hasta de tu alma sigue vigente.
Pasan años hasta que podés reconstruir de a fragmentos tu vida. Fantasmas que te persiguen cuando querés vivir una relación en pareja normal, cuando no podés explicarle a la persona que amás que no podés, que duele, que sangra, que angustia. Que el llanto, que el escalofrío, que el temblor. Que estás loca, que no sos normal, que pasó hace tanto tiempo.
¡Tiempo! ¡Cuando te arrebataron la sensación de las horas! Cuando ese día murió algo en vos. Te convertiste en un monstruo que quiere vivir en soledad, con el pelo de serpientes, con la mirada de piedra.
La culpa de haber "tentado" al tipo, de no haber reaccionado con más fuerza, de no haber podido sacar tu grito ahogado.
De no haber ayudado al contexto, de no ser el típico prototipo al que le deben creer.
La empatía es un sentimiento de privilegiados.
El culpable es Poseidón, el "intocable" Poseidón.
La víctima fue, es y será siempre Medusa.
Perséfone.
Todo lo que quiero, mientras te quiero
Quiero comentarte mis infortunios, cuando tambaleo en la cuerda de lo dionisíaco.
Quiero compartirte mis descargas de adrenalina. Puedo mostrarte la desnudez de mis ojos ilusionados. Sólo a vos.
Puedo permitirte observar la caída en picada. Puedo fluir frente a vos cuando la desilusión me inunda.
Los memorables y lamentables momentos a los que otros no tienen acceso.
Quiero expresarte mi amor por aquella novela vieja, quiero ver como mis poemas favoritos calan en tu espíritu. Quiero ver un antes, un después. Que tu perspectiva gire, y vuelva a girar. Que nunca sea inerte.
Quiero que me odies cuando entiendas mis intenciones, que dejes de aferrarte al desconcierto y a la negación. Que te dejes arrastrar por la luz, por una charla con té de manzanilla muy azucarado.
Quiero que asientes tu frente en mi hombro y me digas que estoy equivocada.
Quiero que tengamos posturas distintas.
Quiero que alimentes el impulso de guerra de mi espíritu.
Quiero verte avanzar a la velocidad de la luz.
Perséfone
Perséfone
Amarre
Amarre
Sus ganas de vivir se habían topado con un límite. Cuando se miraba en el espejo podía percibir cuánto peso había perdido y unas ojeras prominentes. Los demás no exageraban cuando le decían que estaba hecho huesos, que pronto se volvería polvo.
Todo ese enojo que le rebasaba el cuerpo no podía ser expresado porque simplemente no tenía energía.
Su vida se había transformado en un incierto mirando al techo, sin voluntad para buscar la luz. El tele siempre prendido generando ese ambiente azulado.
Cuando no pensaba en sus pocas ansias de vivir pensaba en Carla.
Por alguna razón se había arrepentido de dejarla atrás y continuar su vida con otra mujer.
Volvía a aquel portón despintado con sus iniciales de blanco y tocaba frenéticamente hasta que Carla le habría.
Cuando sus amigos lo alentaban a salir por ahí, terminaba de vuelta bajo un poste de luz titilando de amarillo y aquel portón despintado.
Carla lo recibía con sus brazos abiertos, pero notaba que últimamente su expresión se había ensombrecido, algo la preocupaba, y la alejaba de él.
Un día encontró un extraño atado debajo de su cama, tenia elementos tanto extraños como asquerosos. Decidió tirarlo a la basura.
Después buscó a Carla, le comentó de aquella cosa extraña, y mientras mirada el perfil de Carla algo perdido pensó e Alba.
Una angustia se apoderé de su pecho.
Sus ganas de vivir se habían topado con un limite. Cuando no pensaba en sus pocas ansias de vivir pensaba en Alba.
Perséfone
Perséfone
Para alguien a quien admiro
Adoro como juega, usted, parece tener tantos rincones recónditos.
Me encanta como sonríe, usted, figúrese que el fuego de admiración ha nacido en mi gracias a su existencia.
Se que le gusta leer libros, usted. Debería quizás ceder al sentimentalismo de un drama con final triste.
Rodearnos de letras hizo que nuestras vidas tengan un punto de convergencia.
En medio de una reflexión sobre autores catastróficos, me ha contado de sus días contados en tono de broma. Usted, no entiende mi mirada esquiva.
Guardarse sus lágrimas hace menos pesada la carga de un cáncer que retorna por segunda vez, o de recuerdos de fantasmas de carne y hueso apropiándose, desgarrando su cuerpo.
Se ríe mientras piensa, usted, en aquella que le privó de calidez, de aquel que la dejó a su merced.
Se que le gusta leer libros a usted, que su capacidad de entender teorías lingüísticas no es algo que le cueste. Que recuerda una novela textualmente con solo leerla y que admira la poesía echa melodía.
Se que no le cuesta reírse de las desgracias a usted, si, pero se que si le cuesta romper en llanto y permitirse vulnerabilidad.
Creo que comprende, usted (Que ha virado la mirada hacia otro lado), que no soy capaz de prescindir de mi esencia, que a veces no acepto lo inevitable y que lloraré por ambos.
Perséfone,
Perséfone,
Marcos quiere ser Orquesta
Una hoja no leída de un libro no comprado, el reemplazo de letras por imágenes en movimiento y el spoiler de un momento de su vida.
Convencido de que está hecho para algo más en la vida que dedicarse a ser un académico viviendo en su cajita de cartón.
“Oceans rises empires falls”, suena en su tablet asentada en la gran mesa cuadrada obediente conforme a los códigos de protocolo empresarial.
El café amargo al lado, más azúcar, necesita más azúcar.
Y el no va a dejar de lado su oportunidad, su shot, su shoot. Al blanco, circulito rojo y blanco.
Y hay una sensación de cambio en el aire en la calle.
Hay revolución alrededor? Es hora de elegir un lado. El que más le acomode, y que le aproveche.
¿Como un hombre obsesionado con su propio legado puede ser buena persona? En efecto el no lo es. Por eso le gusta la obra musical Hamilton, de Manuel Miranda. El grado de identificación con la insatisfacción ha llegado a su clímax.
El orden de prioridades es subjetivo, está sujeto a cada realidad. Por cada realidad hay un universo alterno.
Quizás todo pasó cuando le dijeron que su voz era solo era sonido de fondo. Ni siquiera musicalización.
Marcos quiere ser orquesta.
Perséfone.
Perséfone.
Hugo Humildad
La pobreza la entiende el que pasó hambre. La desesperación después de pasados días sin poder comer un pedazo de pan.
Cuando era chico, Hugo se consideraba afortunado y dueño de muchas riquezas cuando podía tomar algo de sopa. Generalmente un poco de mate cocido y pan duro era su almuerzo.
Su viejita tenía cuatro hijos, solo a dos pudo mandarlos al colegio, entre esos él y Catia. Los más grandes salían a trabajar.
Sus mochilas eran unas bolsas de plástico transparente, que de vez en cuando obtenían cuando compraban del "kiosco", o sacaban fiado.
Hugo terminados sus estudios como maestro de primaria, caminaba horas para llegar a una escuela en medio de la nada. Pero podía comer con variedad, polenta con salsa, estofado, carne de vez en cuando, un lujo que lo hacía sentir pretencioso y despilfarrador.
Con su guardapolvo blanco inmaculado, trabajó hasta que lo trasladaron al centro.
En la primaria privada donde dió luego clases algunos niños fácilmente tiraban alguna galleta que no les hacía gracia, les gustaba competir por el tamaño de sus mochilas, o lo coloridos que eran sus útiles.
Hugo no pensó que una anécdota de su infancia pudiera llegar a calar profundo en alguno de aquellos niños, que al crecer lo recordaría con nostalgia, entendimiento y pasaba también por hambre.
Perséfone
Cartas a Carlos
Guantes blancos
Tacón chupete, moños exuberantes.
Él venía de brasil. Era infantil e impresionable.
Que pestañas tan largas, ojos miel. Que tan ingenuo eras y que tan pícaro fingías ser.
No pretendía ser experimentada, solo había leído en teoría, había observado maneras de querer.
No eres mi prioridad,no espero a que vuelvas a la misma hora. No me la paso sentada tratando de estudiar, mientras nos escapábamos por el centro y a dar vueltas en los colectivos en mi imaginación mil veces.
Los caramelos violeta que me trajiste de tu viaje a Francia los como de a pedazos pequeños, porque no quiero que desaparezcan, porque no me diste alguna otra cosa para que te recordase.
Tres meses se hacen un infierno.
Viendo que no piensas volver todavía te cuento que me accidente hoy en el laboratorio. Tengo que esperarte en la estación a las 7 el día 12 de octubre, entonces.
No estoy ansiosa, no te pienses importante.
Yo puedo sola, me gusta estar sola.
Pero si puedo decirte que acá los jazmines del cielo huelen fantástico y está como para recoger naranjas en la finca de Cristina.
Carta 1
Se que te dije que me regalaras otra cosa, pero una cajita musical con la pieza “Para Elisa” no es muy original, Carlos.
Hoy voy al club; realmente cuando te conocí perdí los ánimos de hacer sociales, cacho me regaló un vestido de moda, dice que se usan en Francia.
Pienso que mi altura no me favorece, es bueno que seas mucho más alto que yo, así no me avergüenzo de usar tacos al lado tuyo.
Los delantales son tan sosos, pero me ayudan a no pensar mucho que usar a diario.
Los estudios son tan tediosos como necesarios.
Creo que empiezo a tenerle cariño a la melodía de Beethoven, quizás soy demasiado dura dando mi opinión, joder, soy demasiado sincera, no puedo evitarlo Carlos. Pero es que hay cosas que se tornan cliché con el pasar de los años.
Carta 2
Creí verte hoy por ciudad universitaria, me dio un vuelco al corazón y después racionalice las posibilidades de que estuvieras por acá, eran nulas.
¿Todavía estás negociando con tus hermanos? Te queda poco para recibirte.
Te envidio en parte, yo tengo que ver de donde saco todos los aparatos de la carrera que elegí.
Estuve pensando ir a brasil para hacer unas mini vacaciones sin contarle claro a mi mamá.
Como quieres que te quiera, si no estas aquí, como quieres que te quiera si ni te das a mi.
Y mi corazón me grita, me aprisiona sin querer
Como quieras que te quiera si no te tengo aquí, como quieres que te quiera tan lejos ya de mi.
Estos días ando aficionada al flamenco, me cambié de departamento, ya no puedo compartir con Sandra, sinceramente la quiero pero chocamos bastante.
Yo viviré, cantando las estrellas por el día que
Yo, yo, soñaré, que la vida me entrega lo que tuve ayer.
Este tercer mes se está haciendo insoportable.
Se que mi personalidad no me lo permite, y te confieso que es la primera vez que me pasa.
Pero necesito ver tu cara, Carlos.
Carta 3
Me dio risa la cara de cielo cuando le dije que también me gustaba Juan, pero eso ya es pasado, Ahora estás vos en mi vida, ¿No? Ya veremos por cuanto tiempo.
Confío que Cielo no le va a contar nada a mi mamá, ella esta de mi lado desde el momento cero, hasta vino aquí para acompañarme y vio mi forma de vida, aunque ella no está de acuerdo claro, me ayuda. Peor vos viste, te conté como era cielo, mustia, calmada, sumisa y apegada a doctrinas morales en desuso.
Aún así confío en la capacidad de Cielo de quedarse callada.
Continua.
Perséfone
Cárcel
Mordisqueando la punta de esos alfileres con esferas de colores, tentando la suerte del lado del filo.
Leonel tiene la sensación de haber estado en este lugar antes, en ese limbo de malestar emocional, de molestar-emocional.
Conseguir una llamada es un proceso bastante engorroso. Se debe pasar por distintas etapas. Se debe burlar la mirada de los de uniforme azul. Encontrar la hora precisa, contar los minutos.
Todo para toparse con una negativa del otro lado del teléfono.
¿Cuando te das cuenta de que tus afectos no son tus afectos? ¿Cuando estos se toman la libertad de estallar en ira y recriminarte las heridas que les inferiste? O cuando se limitan a asentir en tono de desinterés "ajam", "Mirá" "bajón".
No me llames más Leonel, es una frase ya asimilada, ya masticada. Ya la escuchó varias veces.
Y llega a la conclusión de que para eso está el infierno, lo recluye de tus posibilidades de objetar, de pelear, de argumentar.
Afuera hay personas que no notan la diferencia cuando leonel es metido al agujero por meses cuando su comportamiento es malo.
Hay personas que se han esforzado por desdibujar huellas de no-presencia.
Hay personas que no lo aman, que ni lo odian. Simplemente su existencia no es relevante.
Y no hay peor cosa que el no odio y el no amor.
Es la misma nada. Es el infierno. Es la cárcel misma. Si, es la expiación de tus pecados.
Perséfone.
Perséfone.
Algo
Te sientas en esa silla con funda de velvet (terciopelo), de vuelta, tu charla banal gira, de vuelta.
No me mires a los ojos y mientas otra vez, estoy cansada de estar sola.
El punto frágil toqué, te sentiste acorralado otra vez. Abres los ojos de par en par, de par en par, no puedo respirar.
El dominó otra vez, tus pasos memoricé, gaslight, gaslight. Estoy harta de estar sola.
Yo no sabia de tu "algo". Puedo ver claramente, es un "algo".
Podré tener pruebas o no, podrás tener coartada o no, pero tu "nada" es "algo". Algo.
Me acuerdo la primera vez, seguí tu camino y tropecé, quizás yo fui la que se equivocó, no me gustó lo que vi.
Estás temblando otra vez, te enojarás y cederé. Abres los ojos de par en par, de par en par ¿Por qué te ocultas?
Yo ya sabía de tu "algo". Aunque no me lo digan, hay un "algo".
Subí hasta el piso 22, desenfundaste, estaba vulnerable. Disparaste por última vez, no puedo sangrar.
Estoy cayendo del piso 22, el 22 es el número del loco. Estoy cayendo, me duele el corazón.
Estoy cayendo del piso 22, puedo verte en la cima, como pudiste empujarme, ¿Cómo pudiste empujarme?
Perséfone.
Estoy cayendo del piso 22, puedo verte en la cima, como pudiste empujarme, ¿Cómo pudiste empujarme?
Perséfone.
Gael y sus números
Gael estuvo sentado por más de tres horas, cuarenta y siete minutos y dieciséis segundos, bajo un poste con una luz tintineante.
Son las nueve de la noche en la cuadra once, del barrio trece, de la ciudad cuatro, del país cincuenta y cinco, del planeta tres de la galaxia veintinueve. Es el universo 3.680.970 de la mente del dios número tres del panteón seis de la imaginación de alguien más.
Gael es persona 18.650.560 por infinito.
Gael juega con un anillo de acero quirúrgico en su dedo anular, regalado por su tercera madre, primera esposa de su único padre.
Mira su cuarto par de zapatillas compradas por él mismo, elegidas por su segunda novia. Ella lo espera en el primer bar de la esquina tres del centro, contando desde la fiambrera "La Estelita".
Ella está pidiendo un segundo vaso de licuado de banana con leche. Esperando una llegada, dos besos, un abrazo, una mano áspera y tres palmadas en la cabeza.
Todo mientras él espera que salga su primera novia (Primer ex novia, primer beso, primer abrazo, primer caricia, primer amor), de la casa de enfrente.
Algo le sugiere una última visita, una última pelea, una última palabra, un último adiós.
Un último llanto, una última punzada, una última lágrima, última decepción, una última entrega.
El último amor no correspondido para él. El primer amor no correspondido para alguien más sentada en un café del centro.Son las nueve de la noche en la cuadra once, del barrio trece, de la ciudad cuatro, del país cincuenta y cinco, del planeta tres de la galaxia veintinueve. Es el universo 3.680.970 de la mente del dios número tres del panteón seis de la imaginación de alguien más.
Gael es persona 18.650.560 por infinito.
Gael juega con un anillo de acero quirúrgico en su dedo anular, regalado por su tercera madre, primera esposa de su único padre.
Mira su cuarto par de zapatillas compradas por él mismo, elegidas por su segunda novia. Ella lo espera en el primer bar de la esquina tres del centro, contando desde la fiambrera "La Estelita".
Ella está pidiendo un segundo vaso de licuado de banana con leche. Esperando una llegada, dos besos, un abrazo, una mano áspera y tres palmadas en la cabeza.
Todo mientras él espera que salga su primera novia (Primer ex novia, primer beso, primer abrazo, primer caricia, primer amor), de la casa de enfrente.
Algo le sugiere una última visita, una última pelea, una última palabra, un último adiós.
Un último llanto, una última punzada, una última lágrima, última decepción, una última entrega.
Perséfone.
Es por eso que Violeta elige a Teo
Si bien Teo superficialmente es distante y no sonríe con facilidad;
Teo se levanta todas las mañanas, verifica que Violeta esté bien de salud y después riega su pequeña huerta. Prepara su desayuno y escribe a Violeta algún pronóstico del clima.
Teo se levanta todas las mañanas, verifica que Violeta esté bien de salud y después riega su pequeña huerta. Prepara su desayuno y escribe a Violeta algún pronóstico del clima.
Teo no entiende la mayor parte del tiempo a Violeta. Cuando le preguntan porqué la ama, él responde: "No lo sé", en efecto no lo sabe.
Violeta sabe que Teo la escucha atentamente cuando le cuenta aquellas anécdotas sin ton ni son. Violeta ama cuando Teo gesticula imaginando el mundo de ficción del que le comenta. Donde Violeta ve una criatura mitológica, Teo ve una figura geométrica compleja. Ambos unen lo que ven y forman hipotéticas historias.
Si bien Teo no está interesado particularmente en la literatura, abre los ojos con sus poemas favoritos, intenta comprenderlos, llegar a ellos. Porque a la que quiere llegar es a Violeta.
Teo acurruca a Violeta cuando se empecina en sus malestares, pasa sus grandes manos en sus cabellos, le besa la frente. Teo no emite ni un sonido cuando Violeta está desmoronada. Conoce a Violeta, si quiere consejos, él los formulará con ferviente seriedad. Si no los quiere, callará hasta que la ira de Violeta alcance a calmar.
Teo llora en la falda de Violeta cuando la presión se hace insoportable. Violeta lo abraza contra su pecho, Violeta abraza su bondad. Violeta abraza su inocencia. Violeta abraza sus errores.
Teo se permite ser vulnerable con Violeta, se permite contarle los puntos de fuga en su ego, se permite decir con sinceridad cuando algo lo pone ansioso. Teo puede ver la sombra de malicia de Violeta, Teo puede ser la sensibilidad infantil de Violeta. Teo llegó amar al ying yang completo.
Teo observa bailar a violeta de formas muy extrañas, se divierte con eso, se une a eso.
Violeta, que puede ver defectos en ambos, elimina las incertidumbres cuando encuentra ese preciso momento en que Teo mira al paisaje y respira profundo. Cuando Teo ama vivir, cuando Teo elige ser humano delante de ella, cuando lo atrapa mirándola de reojo, cuando puede ser ella misma delante de él.
Violeta sabe de mentiras, Violeta sabe de amores torrenciosos, porque “Ella fue y volvió, del infierno del terror”. Violeta podría elegir Borrascosas, fantasmas, demonios interesantes. Ansió toda su vida un melodrama digno de un épico final.
Violeta elige la tranquilidad, la serenidad de una taza de café sobre una mesa vieja y un mantel plastificado. Una mano tibia apoyándose en su mejilla. Pupilas dilatadas y sinceras. Un chocolate comprado con mucho esfuerzo. Una sonrisa cómplice después de una frase sin sentido.
Violeta sabe que Teo la escucha atentamente cuando le cuenta aquellas anécdotas sin ton ni son. Violeta ama cuando Teo gesticula imaginando el mundo de ficción del que le comenta. Donde Violeta ve una criatura mitológica, Teo ve una figura geométrica compleja. Ambos unen lo que ven y forman hipotéticas historias.
Si bien Teo no está interesado particularmente en la literatura, abre los ojos con sus poemas favoritos, intenta comprenderlos, llegar a ellos. Porque a la que quiere llegar es a Violeta.
Teo acurruca a Violeta cuando se empecina en sus malestares, pasa sus grandes manos en sus cabellos, le besa la frente. Teo no emite ni un sonido cuando Violeta está desmoronada. Conoce a Violeta, si quiere consejos, él los formulará con ferviente seriedad. Si no los quiere, callará hasta que la ira de Violeta alcance a calmar.
Teo llora en la falda de Violeta cuando la presión se hace insoportable. Violeta lo abraza contra su pecho, Violeta abraza su bondad. Violeta abraza su inocencia. Violeta abraza sus errores.
Teo se permite ser vulnerable con Violeta, se permite contarle los puntos de fuga en su ego, se permite decir con sinceridad cuando algo lo pone ansioso. Teo puede ver la sombra de malicia de Violeta, Teo puede ser la sensibilidad infantil de Violeta. Teo llegó amar al ying yang completo.
Teo observa bailar a violeta de formas muy extrañas, se divierte con eso, se une a eso.
Violeta, que puede ver defectos en ambos, elimina las incertidumbres cuando encuentra ese preciso momento en que Teo mira al paisaje y respira profundo. Cuando Teo ama vivir, cuando Teo elige ser humano delante de ella, cuando lo atrapa mirándola de reojo, cuando puede ser ella misma delante de él.
Violeta sabe de mentiras, Violeta sabe de amores torrenciosos, porque “Ella fue y volvió, del infierno del terror”. Violeta podría elegir Borrascosas, fantasmas, demonios interesantes. Ansió toda su vida un melodrama digno de un épico final.
Violeta elige la tranquilidad, la serenidad de una taza de café sobre una mesa vieja y un mantel plastificado. Una mano tibia apoyándose en su mejilla. Pupilas dilatadas y sinceras. Un chocolate comprado con mucho esfuerzo. Una sonrisa cómplice después de una frase sin sentido.
Cuando le preguntan por qué elige a Teo, Violeta intenta desesperadamente justificarse. Finalmente se rinde. Es por todo eso, es por nada en particular. No lo sabe, no hay razón.
Es por eso que Violeta elige a Teo.
Perséfone.
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